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Tomado del Periódico el Norte  

Mirna Ramos y Dalia Gutiérrez

Monterrey, México (03 febrero 2019).-

En Andalucía, España, el Parque de Ocio Las Graveras; en Brentwood Bay, Canadá, los Jardines Butchart; en Cornwall, Inglaterra, los invernaderos del Eden Project; en Shenken, China, un hotel bajo el agua. 

Así han logrado reforestar y regenerar en muchos lugares del mundo los espacios de las pedreras cuya vida útil ya concluyó.

En Nuevo León, en cambio, las extractoras de caliza han tenido vía libre para dejar en las montañas enormes huecos grises sin reforestar, en donde es posible encontrar criaderos de mosquitos, basura y asentamientos irregulares.

Uno de los casos de pedreras que fueron regeneradas y luego convertidas en parques naturales o atracciones turísticas es el de la Gravera de la Rinconada, en Andalucía, España, que tras décadas de explotación fue convertida en el Parque de Ocio Las Graveras.

Los Jardines Butchart, en Canadá, fueron creados por los dueños de una pedrera, que tras estar activa por ocho años decidieron reforestarla con flores y arbustos.

En St Austell, condado de Cornwall, Inglaterra, se inició desde 1995 el Eden Project, que es un sistema de invernaderos construido sobre 15 hectáreas de una cantera de arcilla abandonada.

En Shenken, China, fueron más lejos con la construcción de un hotel de lujo, el primero bajo el agua en el mundo, adentro de una antigua pedrera abandonada.

Mientras que en otros países las pedreras en desuso son reforestadas, sus suelos subsanados y convertidos en asombrosos proyectos ambientales, en Nuevo León las empresas de esta industria sólo mueven sus operaciones a otros sitios.

Aquí, en contraste, las montañas ofrecen un paisaje con pedazos cortados, paredes talladas, y pozos grises deforestados.

La norma ambiental estatal NAE-SDS-001-2017, aprobada en el 2017, señala que las pedreras deben presentar un plan de abandono y un programa de restauración del sitio, en el que contemplen las medidas ambientales para regenerar el área cuando los trabajos terminan definitivamente.

“Se deberá de elaborar un plan de abandono", establece el documento, "que refleje la vida útil del predio en donde se encuentra el área de extracción.

"De ser autorizado el plan o propuesta aludidos, se deberá proceder a la restauración, remediación y/o saneamiento del sitio o a realizar las medidas compensatorias aprobadas".

Pero esta disposición sólo aplica a partir de su entrada en vigor, por lo que las extractoras que concluyeron operaciones antes no tuvieron la obligación de regenerar. Es el caso del Cerro del Topo Chico, donde hasta 1982 operaron varias pedreras y por decreto del ex Gobernador Alfonso Martínez Domínguez fueron reubicadas.

En este cerro todavía son visibles los pozos que se formaron por la extracción de miles de toneladas de material pétreo.

Adentro de esos huecos, que no muestran huellas de reforestación, se pueden encontrar asentamientos irregulares y hasta una fábrica de aires acondicionados.

En el Cerro de las Mitras, en San Pedro, también quedaron algunos de estos huecos, pero ahí el suelo se recuperó para desarrollos inmobiliarios privados.

Martín Bremer, geofísico y doctor en Ciencias Naturales, explicó que las extractoras dejaron las viejas canteras inestables e inseguras, por lo que es difícil su aprovechamiento para otros usos.

"No se abandonaron adecuadamente", señaló, "y dejaron riesgos latentes como esas rocas que quedaron descalzadas, esos estratos y que ahorita se están viniendo abajo paulatinamente conforme la roca se está intemperizando, se está degradando".

Las plantas aún en funcionamiento sí estarán sujetas a la nueva norma, pero faltan años o décadas para tener que acatarla y elaborar un plan de abandono.

Lo ideal, apuntó Bremer, sería que estas nuevas extractoras tomen las medidas adecuadas desde que explotan el área, para aprovecharla en el futuro.

"Ahorita que estén explotando", expuso, "ir viendo la manera de que al final, cuando se vayan, no dejen estratos descalzos que en un determinado momento puedan generar peligro y que impidan el futuro desarrollo".

Licenciado Fernando Garza Vela, Ing. Andrés Javier Martínez Farías, Lic. Eduardo Valenzuela Garibay y desde luego nuestro gambusino en jefe Natividad García, aquí al pié del Cerro del Fraile. Natividad fue de los primeros que localizó la veta de Dolomita de alta calidad.